Básicamente, el trabajo de los que nos dedicamos a la informática musical consiste
en enseñar al músico (o futuro músico) a utilizar su ordenador como una
herramienta. El ordenador no es el sustituto del instrumento; es un complemento
más. Esto permite al estudiante realizar tareas, tiempo atrás, bastante
complejas, como crear acompañamientos, mejorar la calidad del sonido o grabar improvisaciones.
Todo ello puede ser realizado en su propia casa con la ayuda de un ordenador no
demasiado potente.
La informática musical resulta un
importante apoyo para el estudiante de música, permitiéndole diferenciar los
distintos tonos musicales por medio de ejercicios interactivos. Igualmente,
sirve como herramienta para educar el oído de una forma mucho más rápida y
eficiente. También le permite al músico realizar prácticas en casa sin necesidad
de gastar cantidades indecentes de dinero. Los teclados midi y los ya conocidos
secuenciadores (DAW) han pasado a ser las herramientas básicas de cualquier músico iniciado.
Por estos y por otros muchos
motivos considero que la informática musical es muy importante en las escuelas.
Motiva al estudiante; es un proceso dinámico donde éste pone a prueba su creatividad,
incluso sin tener nociones de música.
La informática musical es el
futuro en esta rama de la enseñanza y, posiblemente, pase a formar parte de
otras muchas (ciencia en general, historia…). Si disponemos ya de la tecnología
para dar el salto ¿por qué no utilizarla?
En las imágenes superiores vemos a Scott Rockenfield, creador de la banda sonora del videojuego Call Of Duty (entre otros) en su estudio así como un par de aplicaciones orientadas a la enseñanza infantil de las notas musicales.
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