Thursday 24 September 2015

¿Qué hubiera pasado si...?



Comencé este trayecto en 1999, cuando la música era tan sólo una utopía y mis aspiraciones de convertirme en una productora hasta me provocaban la risa. 

Desde la ventana de mi estudio he visto caer innumerables cambios tecnológicos y de estilo. Muchos de ellos han muerto en mis propias manos y, otros, se han transformado en el sonido de la nueva generación.

Recuerdo mis primeras emociones como productora novata, el buscar ayuda en las pocas fuentes que había en su momento, el tener que justificarme constantemente con los productores del sexo opuesto, el “no” de las discográficas y el vivir en un mar de dudas y preguntas cuya respuesta no podía encontrar.

A veces me pregunto qué hubiera pasado si hubiera terminado mis estudios universitarios. Quizá tendría un trabajo fijo, una casa y una familia. Ahora mismo estaría pensando en llevar a los niños al cole o en descansar todo el santo fin de semana sin repetirme una y otra vez esa maldita melodía que necesito terminar. Quizá mi salud no sería una montaña rusa de molestias o problemas de estrés. Quizá mi mayor aspiración sería ahorrar para comprarme ese coche tan bonito que, hoy por hoy, nunca me podré pagar. 

A veces pienso en todo lo que podría haber vivido si no hubiera elegido este camino. Es un planteamiento absurdo visto desde afuera pero digno de mención cuando ves todo lo que has dejado atrás. A un lado cayeron los amigos, el interés por la ropa o por los deportes, por todo aquello que no pudieras oír armónicamente hablando. Te das cuenta de todo ello cuando sales a la calle y buscas una cara amiga o una simple conversación. Nada te entretiene; todo suena a un tremendo absurdo arrastrado por la masa; rechazas directamente cualquier tema que no tenga que ver con música. Ves cómo el rebaño va hacia la derecha mientras tú avanzas directamente hacia la izquierda, aun sabiendo que te puedes perder.

Cada noche, antes de caer rendida, se repiten los mismos pensamientos: ¿Qué hubiera pasado si…?