Sunday 20 December 2015

¿En qué consiste la informática musical y para qué se utiliza?



Básicamente, el trabajo de los que nos dedicamos a la informática musical consiste en enseñar al músico (o futuro músico) a utilizar su ordenador como una herramienta. El ordenador no es el sustituto del instrumento; es un complemento más. Esto permite al estudiante realizar tareas, tiempo atrás, bastante complejas, como crear acompañamientos, mejorar la calidad del sonido o grabar improvisaciones. Todo ello puede ser realizado en su propia casa con la ayuda de un ordenador no demasiado potente.


La informática musical resulta un importante apoyo para el estudiante de música, permitiéndole diferenciar los distintos tonos musicales por medio de ejercicios interactivos. Igualmente, sirve como herramienta para educar el oído de una forma mucho más rápida y eficiente. También le permite al músico realizar prácticas en casa sin necesidad de gastar cantidades indecentes de dinero. Los teclados midi y los ya conocidos secuenciadores (DAW) han pasado a ser las herramientas básicas de cualquier músico iniciado.


Por estos y por otros muchos motivos considero que la informática musical es muy importante en las escuelas. Motiva al estudiante; es un proceso dinámico donde éste pone a prueba su creatividad, incluso sin tener nociones de música. 


La informática musical es el futuro en esta rama de la enseñanza y, posiblemente, pase a formar parte de otras muchas (ciencia en general, historia…). Si disponemos ya de la tecnología para dar el salto ¿por qué no utilizarla?


En las imágenes superiores vemos a Scott Rockenfield, creador de la banda sonora del videojuego Call Of Duty (entre otros) en su estudio así como un par de aplicaciones orientadas a la enseñanza infantil de las notas musicales.

Thursday 10 December 2015

¿Te imaginas un futuro sin futuro? Analicemos la sociedad



Dentro de unos días tendrán lugar elecciones en nuestro país. Los medios de comunicación están que arden exhibiendo mítines, debates y demás “espectáculos” (porque no son otra cosa) entre futuros gobernantes que se devoran los unos a los otros a fin de arañar los últimos votos.

Puesto que, últimamente, me he dedicado más a tratar problemas sociales que musicales, hoy me toca hablar un poco sobre todo este enjambre de abejas. Tampoco pretendo crear un debate electoral (en televisión ya los hay a patadas) ni que nos pongamos a divagar sobre un partido político u otro. Sólo intento analizar lo que hay, puesto que imagino que mi amarga situación no es algo fuera de lo común.

Mi experiencia se puede resumir en muy pocas líneas: Empecé impartiendo clase hará unos ocho años tras pasar por una formación de veinte. Ganaba un sueldo que se podría considerar normal a día de hoy: Unos 600 - 700 euros pagando impuestos, seguros y demás tasas exigidas por “Papá Estado”. Todavía eran tiempos de vacas gordas: La gente entraba por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja; era constante en las actividades que se impartían y había un “buen humor” generalizado que no dejaba de ser un gran aliciente en el día a día. 

Todo aquello duró lo que un telediario. De un año a otro las escuelas de música cerraron sus puertas; la enseñanza continuó, pero en los instrumentos más clásicos. Ya no había sitio para las nuevas tecnologías. Los papás preferían mandar a sus hijos a clases de violín o piano; un ordenador no era más que una herramienta para jugar al Tetris o descargar películas, nunca una opción para un músico. 

Sé que somos muchas las personas en esta situación y me siento culpable por formar parte de una sociedad que, en una gran mayoría, es culpable de este desastre (porque, ¿qué le vamos a hacer? Todos portamos parte de la cruz). 

No sólo me duele el verme con la maleta en la mano; me duele el ver a tanta gente mirando hacia otro lado, como si nada de esto hubiera ocurrido. Ahora la calle es una plaga de zombies que se tambalean con un teléfono móvil en la mano. Tropiezan los unos con los otros, ni tan siquiera se disculpan; les da lo mismo avanzar por una acera que caminar por el centro de una autovía. 

Si no levantamos las cabezas de los teléfonos, si no adquirimos conciencia de los demás y si no empezamos a pensar en colectivo ¿cómo vamos a salir del agujero?
¿Por qué los gobernantes mean encima nuestra y seguimos diciendo que llueve? ¿Por qué admiramos a celebrities, gente de la farándula y personajillos que, además de evadir impuestos, se ríen en nuestras caras? Y, lo más importante ¿por qué pretendemos ser como ellos?

A medida que el sistema va cerrando sus puertas a fuertes y a débiles parece que sólo los mediocres triunfan en la tierra de nadie. He visto a gente preparada hacer las maletas y acabar sus días en algún lugar recóndito de Estados Unidos o de Oriente Medio. También he visto a auténticos estafadores en masa tomándoles el pelo a clientes de confianza. Gente sin escrúpulos, con un nivel cultural por debajo de cero que, sin embargo, ofrecen un servicio penoso a un precio, aparentemente, razonable en una sociedad sin recursos. Ellos son los que, por desgracia, nunca abandonan este país. Continúan en él incrementando el bajo índice moral de una sociedad que no se entera de nada y, lo más dramático, apoyan un sistema carente de dinamismo o ética.

Ahora me pregunto: ¿Realmente merecemos estar como estamos? ¿Crees que todos y cada uno de nosotros debería poner su granito de arena o que, como dice el dicho, cada perro debería lamerse su instrumento? 



A lo largo de la historia las escalas sociales no han experimentado ninguna evolución. Mientras que la tecnología ha avanzado de una manera más que vertiginosa, las castas integradas por gobernantes o gente de élite, en resumen, los grupos de privilegiados y de no privilegiados siempre han sido los mismos.

Puesto que vivimos en una sociedad con acceso a la cultura ¿es posible que hayamos pasado esto por alto?¿Aún no nos hemos dado cuenta o es que no queremos hacerlo?



Thursday 24 September 2015

¿Qué hubiera pasado si...?



Comencé este trayecto en 1999, cuando la música era tan sólo una utopía y mis aspiraciones de convertirme en una productora hasta me provocaban la risa. 

Desde la ventana de mi estudio he visto caer innumerables cambios tecnológicos y de estilo. Muchos de ellos han muerto en mis propias manos y, otros, se han transformado en el sonido de la nueva generación.

Recuerdo mis primeras emociones como productora novata, el buscar ayuda en las pocas fuentes que había en su momento, el tener que justificarme constantemente con los productores del sexo opuesto, el “no” de las discográficas y el vivir en un mar de dudas y preguntas cuya respuesta no podía encontrar.

A veces me pregunto qué hubiera pasado si hubiera terminado mis estudios universitarios. Quizá tendría un trabajo fijo, una casa y una familia. Ahora mismo estaría pensando en llevar a los niños al cole o en descansar todo el santo fin de semana sin repetirme una y otra vez esa maldita melodía que necesito terminar. Quizá mi salud no sería una montaña rusa de molestias o problemas de estrés. Quizá mi mayor aspiración sería ahorrar para comprarme ese coche tan bonito que, hoy por hoy, nunca me podré pagar. 

A veces pienso en todo lo que podría haber vivido si no hubiera elegido este camino. Es un planteamiento absurdo visto desde afuera pero digno de mención cuando ves todo lo que has dejado atrás. A un lado cayeron los amigos, el interés por la ropa o por los deportes, por todo aquello que no pudieras oír armónicamente hablando. Te das cuenta de todo ello cuando sales a la calle y buscas una cara amiga o una simple conversación. Nada te entretiene; todo suena a un tremendo absurdo arrastrado por la masa; rechazas directamente cualquier tema que no tenga que ver con música. Ves cómo el rebaño va hacia la derecha mientras tú avanzas directamente hacia la izquierda, aun sabiendo que te puedes perder.

Cada noche, antes de caer rendida, se repiten los mismos pensamientos: ¿Qué hubiera pasado si…?


Sunday 19 July 2015

¿Y si existieran los extraterrestres?



Esto de la llegada de la New Horizons a Plutón y el hecho de haber ya algún que otro satélite paseando lejos de nuestra órbita me lleva a pensar en qué ocurriría si, al fin, seres de otro planeta dieran con nosotros o, al menos, con todo el “vertedero espacial” que hemos creado.

Las distancias fuera de nuestra galaxia son enormes. Está claro que no habría muchas posibilidades de que nos encontraran pero ¿y si lo hicieran?

Sé que es un poco absurdo plantearse esto. No se podrían enfocar las cosas con perspectiva humana pero ¿y si fueran sensibles?¿y si percibieran el amor, el dolor, la música, las emociones, la ética…?¿Qué tipo de imagen se llevarían de todo el estercolero que hemos montado (y no estoy hablando precisamente de la basura como la conocemos)?

A veces, cuando me voy a dormir y no consigo conciliar el sueño pienso en cómo haría una presentación de la Tierra a un foráneo que vive a años luz de nosotros. Aunque parece un planteamiento bastante tonto resultaría más complicado de lo que parece.

¿Cómo podría explicarle que somos ricos, muy ricos, pero que más de la mitad de nosotros pasamos hambre porque cuatro individuos son dueños de todo?¿Cómo decirle que, además, nosotros elegimos a esos individuos y que les dejamos mear por encima nuestra mientas ellos nos enseñan en las redes sociales fotos de cosas que nosotros jamás podríamos tener?

Sería aún más difícil explicar que nos divierte destruirnos a nosotros mismos hasta el punto de que somos nuestro principal enemigo. Además, habría que contarle que convivimos con otros “animales” (perdón por llamarles así). Ya se sabe: Perros, gatos y demás fauna y flora. Con el paso del tiempo y debido a nuestra propia autodestrucción hemos optado por eliminarlos a ellos también o, como mínimo, a hacerles la “vida” (ya que estamos hablando del tema), “un poco” más difícil. 

También debería contarle que adoramos esos papelillos estampados (también conocidos en el lenguaje terrícola como “dinero”), que somos egocentristas, que machacamos al individuo que está en una situación desfavorable y que alabamos al que se encuentra en la favorable; que, curiosamente, los que viven en esa situación favorable no hacen ni puto caso a los que están en la desfavorable; que, en definitiva, somos más tontos que los Minions (ahora que tanto están de moda). 

Después de todo esto quiero pensar que el supuesto extraterrestre se cogería su nave espacial y desaparecería en el firmamento dejando una larga estela de humillo, no sin antes recordarnos que ni él nos ha visto ni nosotros lo hemos hecho. 


Sunday 28 June 2015

Realidad virtual



Ver pasar las cosas a través de la pantalla de un ordenador es como hacerlo a través de la ventana de un tren. Te sientes protegida dentro de un espacio cerrado; no importa lo que ocurra fuera. Tú eliges lo que quieres o no quieres ver, puedes abrir o cerrar los ojos a gusto.

¿Qué pasa cuando tenemos que abandonar el tren? Pues que volvemos a la realidad, estamos con los pies en tierra, no hay whatsapps ni píxeles. Somos sólo nosotros, el mundo y las cosas que lo integran. 

El cristal ya no nos protege y ahora tenemos que valernos de nosotros mismos sin la protección de ese “anonimato virtual” que tanto nos gusta. Ya no tenemos una id; tenemos un nombre y un apellido (¡eso es mucho más jodido!). 



Esta fue la, quizá, absurda conclusión a la que llegué ayer viajando en un tren de Santiago de Compostela a Ourense ¡Qué bien se estaba en aquel asiento viendo todo pasar a 200 km por hora! Parecía que no había crisis, ni paro, ni gente gilipollas caminando por las calles ¡El mundo era maravilloso! El campo verde, los ríos azules, las vaquitas felices pastando en los prados… Pero ¡ay! Cuando pones los pies en tierra y te vuelves a encontrar con la realidad, la “realidad no virtual”. Otra vez las mismas caras amargadas, la misma mala educación, el mismo abandono en todos y cada uno de los objetos que ves… ¿Será ese el motivo por el que tanta gente joven no quiere dejar su ordenador?¿Nos sentimos más protegidos observando el mundo a través de la ventana del tren? Y ¿será esa la razón por la que dicen que ya no estamos preparados para lo que se avecina?¿Porque nos hemos situado en el lado incorrecto de la ventana?

Que cada uno saque sus conclusiones. Yo ya tengo las mías.