¿Qué se te viene a la cabeza cuando piensas en arañas?
Posiblemente asco, repugnancia…
¿Sabías que me gustaría ser una araña? He analizado la
vida de estos “insignificantes” y “nauseabundos” bichos y me he dado cuenta de
que, a pesar de sus infravalorados atributos, viven en un mundo bastante más
bonito que el nuestro; y no lo digo por ser mujer (de sobra es sabido que las
arañas son “feministas”, y prefiero no entrar en detalles por si el lector se
marea…).
Me gustaría ser araña para corretear libre por todo
aquello que se precie de ser escalado; para ver el mundo en todas sus
perspectivas (izquierda, derecha, boca arriba, boca abajo…); para colgarme de
mis largas patas y reírme de lo pequeña que es la cabeza de alguna gente (sobre todo,
vista desde arriba); para no ser juzgada por nadie.
Me gustaría no tener que amoldarme a toda esta
infinidad de normas; construir mi tela sin miedo a una hipoteca; disfrutar de
mis arácnidas habilidades sin tener que lidiar con otros a los que tendré que
seguir para integrarme en el grupo.
Me gustaría ser araña para no ser manipulada; para no
tener que elegir diariamente; para no pasarme la vida pagando los platos rotos
de otros individuos; para optar por comer o ser comida sin necesidad de
chantajes; para ver salir corriendo a los demás en busca de una zapatilla y, ya
de paso, echarme unas risas.
Me gustaría despojarme de mi aspecto y convertirme en un armazón de pelos, patas
y ojos (de poca utilidad a pesar de su
número, por cierto).
Si fuera una araña correría por el campo golpeando
despreocupadamente mis pedipalpos contra el suelo a modo de tam-tam, sólo para
decir: “¡Hola mundo!¡Aquí estoy!”. Me gustaría comer al que miente, al que intenta explotarme, al que pretende jugar con
mis sueños y con los de los demás….
Evidentemente, esto no es un tratado sobre
arácnidos; es una crítica social.
Nuestro mundo no es como el de las arañas; es mucho peor ¿Quién no quiere ser araña?
Para los curiosos
Os ahorro el trabajo de buscar
directamente en Google.
El arácnido más grande que existe es la tarántula
Goliath o “Comepájaros” (es mentira; no suele comerlos). Pueden medir hasta 20
cm (un plato de cocina de los que usamos cuando tenemos hambre) y pesar en
torno a 100 gramos (hay por ahí alguna hembra en cautividad que llega a los
155). La picadura de la Goliath es similar a la de una abeja, o sea que no es
para tanto. Asusta más el tamaño que el veneno.
A menudo arrojan a sus enemigos unos pelos urticantes
situados en la parte final de su abdomen, vamos, en el trasero. Este es otro de
los motivos por el que me gustaría ser araña. Sería prácticamente imposible que
alguien me tocara el culo.
Como insectos que son, cuentan con la “inteligencia”
de los de su especie. Lo de “inteligencia” lo pongo entre comillas porque hay
seres humanos que ocupan un puesto inferior (en la escala animal) con respecto a
nuestras amigas.
En un principio, se creía que las arañas construían
sus telas de acuerdo a patrones genéticos y estereotipados; hoy está demostrado
que el éxito en la caza influye en la realización de esta tarea. Así, una araña
que ha logrado atrapar a sus presas en una determinada parte de su tela,
reforzará esa zona haciéndola más amplia y tupida. Nuestras peludas construyen
telas a diario ¡Y son más listas de lo que parece! (lo que pasa es que van por
el mundo como si la cosa no fuera con ellas).
A no ser la araña saltarina, sus restantes compañeras
de grupo apenas ven ni oyen. Se comunican por medio de vibraciones que realizan
golpeando sus pedipalpos (esos apéndices articulados que tienen en torno a la
boca). Vamos, que hablan por tam-tam.
Dentro de los arácnidos, ciertas especies australianas
están en peligro de extinción debido al mercado negro (“ricachones” extravagantes…
ya se sabe). Mira que es difícil provocar la extinción de un insecto. Pues
bien, nosotros estamos a punto de conseguirlo (… el ser humano, que siempre será una
pifia).
Para más información, lo de siempre: Google.
* No adjunto ninguna fotografía “real” de una araña
porque la aracnofobia está muy extendida en nuestra absurda sociedad y no se trata de que este artículo
provoque ataques de pánico.